Un estudio que por primera vez ha comparado los cerebros de tres categorías diferentes de artistas, ha podido determinar que los músicos profesionales tienen más desarrolladas las zonas relacionadas con el oído, la vista y la agilidad física, aunque no por ello son necesariamente más inteligentes. Por Vanessa Marsh.
Los músicos profesionales tienen un cerebro más desarrollado que las demás personas, si bien esa característica no significa que sean más inteligentes, según un estudio realizado en la alemana universidad de Iéna.
El estudio ha analizado por vez primera un análisis comparativo de la estructura completa del cerebro de los músicos profesionales, los aficionados y los profanos de la música.
Utilizando la cada vez más extendida imagen mediante resonancia magnética (IRM), que analiza la anatomía en tres dimensiones, los investigadores descubrieron que tocar un instrumento musical desarrolla el oído, pero también la actividad motora del cerebro debido a la necesidad de traducir rápidamente las notas de la partitura en movimientos de los dedos.
Relación directa
La IRM permitió descubrir que determinadas zonas del cerebro, como las encargadas del oído o de la visión, se desarrollan de una manera singular en los músicos profesionales, haciéndose al mismo tiempo más funcionales. Los investigadores han podido establecer de esta forma una relación directa entre el nivel de práctica musical y el desarrollo de determinadas zonas del cerebro.
La investigación desarrolla algo que ya había sugerido un estudio anterior de la Universidad de Heildelberg: que la región cerebral que regula la actividad del oído estaba más desarrollada en los músicos profesionales que en las demás personas.
El análisis realizado mediante IRM ha confirmado este descubrimiento y llegado más lejos al comparar los cerebros de las tres categorías de artistas, lo que les ha permitido establecer que tocar un instrumento desarrolla no sólo el oído, sino también la vista y la precisión de los movimientos manuales.
El estudio ha sido dirigido por el Dr. Christian Gaser, de la Universidad de Friederich Schiller en Iéna, y está publicado en The Journal of Neuroscience.
La ciencia busca en el cerebro de los músicos las claves de la creatividad
ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD JOHNS HOPKINS, DE ESTADOS UNIDOS
Estudiaron a músicos de jazz para ver qué ocurría, especialmente, cuando improvisaban.
Los días de las musas-esas evasivas fuentes de inspiración a las que se les adjudica la coautoría de novelas, sinfonías y pinturas-podrían estar contados: el doctor Charles Limb de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore llevó a cabo un estudio sobre el cerebro de músicos de jazz, con el propósito de descifrar las claves de la creatividad humana.
¿Por qué músicos? Desde la perspectiva de la neurociencia, el modo en que una persona toca un instrumento es una vía de acceso para poder analizar la mayor parte de las funciones cognitivas cotidianas -la memoria, las emociones y la capacidad de atención- y al mismo tiempo una herramienta que podría aportar líneas de investigación para el desarrollo de nuevos tratamientos para desórdenes mentales. Este tipo de investigaciones ya se realizaron antes para descifrar la creatividad de pintores con Vincent van Gogh o escritores como Ernest Hemingway.
Para este estudio -del que participó también el neurólogo Allen Braun- se contrató a una empresa que fabricó un teclado plástico especial, diseñado para ser medido sin interferencias por un equipo de imágenes por resonancia magnética. El teclado fue insertardo en el aparato médico y luego se les midió la actividad cerebral a seis pianistas de jazz mientras tocaban de memoria e improvisando. Los músicos escuchaban a través de auriculares el acompañamiento pregrabado de un cuarteto de jazz para simular un concierto real.
“No hay un área única de la creatividad en el cerebro. Cuando uno realiza una función cognitiva específica se activan varias regiones cerebrales, aunque quizás para algunas funciones intelectuales un área cerebral se active en forma desproporcionada- sostuvo Facundo Manes, director del Instituto de Neurociencias de la Universidad Favaloro-. De todas maneras, el estado creativo requiere de varias funciones cognitivas y activa varias áreas cerebrales. En el trabajo de Limb se observa un patrón de actividad más pronunciado en las áreas sensoriomotoras”. De acuerdo con el estudio, al entrar en juego la creatividad se activan los mismos circuitos que operan durante el sueño: primero, se desconecta la inhibición. Los científicos constataron cómo se apagaba la corteza prefrontal dorsolateral, responsable de la autosupervisión. Luego, entraba en funcionamiento la corteza prefrontal medial, asociada a la autoexpresión.
Según Limb, “uno de los puntos más interesantes de la investigación fue que los músicos mostraron una mayor conciencia sensorial: las regiones involucradas en el tacto, la audición y la vista se tornaron más activas durante la improvisación”, explicó.
“Mucho de lo que sabemos sobre creatividad y cerebro lo conocemos de personas que han sufrido enfermedades neurológicas, y que luego han desarrollado talentos creativos -especificó Manes – Los casos mas estudiados provienen de personas que sufrieron demencia frontotemporal, que inicialmente afecta la conducta y no los procesos cognitivos”. Pacientes con esa enfermedad en la que se atrofia el lóbulo frontal pueden desarrollar talento creativo. Una de las hipótesis es que los sistemas de inhibición y control no actúan bien luego del daño frontal. Para Manes, este estudio muestra que “las áreas frontales más ejecutivas que inhiben y controlan se activan menos al improvisar”.
Excelente !!!
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